Publicado en: vie, Sep 13th, 2013

Un Día de las madres irrepetible

Como buenos mexicanos, todos sabemos que el Día de las madres es una de las fechas más importantes en el calendario. Pero cada año es lo mismo: llevar a mamá a un restaurante, llenísimo, ir a dar una vuelta, con mucho tráfico, y regalarle unas rosas, carísimas si es que las encuentras.

Por eso, este año pasado, decidí a hacer algo distinto para el Día de las madres. Justo me acababan de ascender en el trabajo y la vida me trataba bien. Sabía que esta felicidad la tenía que compartir con la persona más importante y constante a lo largo de toda mi vida. Obviamente, no quería nada de lo típico; nada de restaurantes, ni regalos para la cocina. Más que un regalo, quería una experiencia que no olvidara nunca.

Fue en esta búsqueda que me encontré con Volopapilio, un concepto increíble, que brinda experiencias únicas. ¡Justo lo que buscaba! Después de unos minutos paseando por su página, donde ofrece desde cenas románticas y entregas de anillos de compromiso, hasta entregas de flores súper especiales, encontré el regalo perfecto.

Cuando llegó el Día de las madres, el 10 de mayo, yo estaba ansioso. Salí corriendo del trabajo para llegar a casa de mi mamá. El regalo estaba programado para llegar a las cinco en punto. Pasaban los minutos y mi mamá comenzaba a desesperarse. No tenía idea de que pasaba, solo me veía y, apuesto, pensaba que se me había olvidado. De pronto, tocaron el timbre. Yo fingí estar ocupado para que ella se apresurara a abrir la puerta, pero caminé unos pasos detrás.

Abrió la puerta. Cuando vio el enorme arreglo de rosas rojas, sus favoritas, sus ojos se pusieron enormes al igual que su sonrisa. Pensó que era todo, pero no. De pronto, apareció una cantante que comenzó a interpretar esa canción que la hace llorar cuándo se acuerda de mi abuela, “Señora, Señora”. Entonces, no se pudo contener. Me dio el abrazo más fuerte que me han dado en toda la vida, mientras lágrimas de felicidad escurrían por sus mejillas. La canción terminó. La intérprete le quería entregar un pergamino, en el que habían plasmado unas palabras que yo le dediqué, pero seguía abrazada a mí y yo no la quería soltar.

 

De verdad, fue uno de los momentos más  inolvidables de mi vida y el mejor Día de las madres que pude imaginar. Por eso, si algún día me animo a proponerle matrimonio a mi novia, seguro le pediré consejo a Volopapilio. Si tú necesitas ideas románticas, búscalo en Facebook y Twitter.


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